Economía
Diversas entidades como el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) consideran que el Perú brilló en la última década como una de las estrellas de la economía latinoamericana debido a su rápido crecimiento, con una tasa anual promedio de 5,9%, escasa inflación y una notable reducción de la pobreza. De esta forma, el país entró en un período de prosperidad, no visto en la historia republicana desde la llamada era del guano en el siglo XIX, gracias a un contexto mundial favorable, políticas macroeconómicas prudentes y reformas estructurales en diversos ámbitos de su economía.
En el último lustro los organismos del sistema económico internacional y la prensa especializada mundial ya hablaban del “milagro económico” o del “boom de la economía” para referirse a la prosperidad peruana que exhibían las cifras macroeconómicas.
Sin embargo, la situación fue muy diferente décadas atrás. La última gran crisis económica del Perú en los últimos casi 200 años empezó en los ‘80 -sobre todo en el gobierno populista del expresidente Alan García (1985-1990)- por la hiperinflación, la declaración de insolvencia del país y la marginación de la comunidad internacional a cargo del FIM, la violencia generalizada de Sendero Luminoso, la corrupción política y el intento gubernamental de estatizar los bancos, financieras y compañías aseguradoras.
Entre 1990 y el 2000, el gobierno Alberto Fujimori, siguiendo las recomendaciones del FMI, anunció un polémico paquete de medidas conocidas como ‘Fujishock’ para controlar la inflación del pasado régimen. A partir del ajuste económico y la promulgación de la polémica Constitución de 1993, elaborada luego del autogolpe de 1992 y de la revelación de ejecuciones extrajudiciales por parte del Gobierno, se redefinieron las funciones del Estado y se estableció una “economía social de mercado” en el Perú.
De esta forma empezó un controvertido proceso de privatización de las empresas estatales, liberalización financiera, y eliminación de cualquier tipo de barrera a las inversiones extranjeras que permitiera al país reinsertarse en el sistema financiero mundial. Como consecuencia de ello, la económica creció en los años siguientes, pese a que esto provocó la reducción al mínimo de la actividad sindical, el crecimiento de la actividad informal y otros hechos no relacionados a la economía, como el creciente autoritarismo del fujimorismo (reelegido en el poder en 1995), la represión de la oposición política y actos de corrupción sin precedentes en la historia.
Tras la caída del fujimorismo en el 2000, siguieron tres gobiernos democráticos (el economista Alejandro Toledo, el abogado Alan García y el militar Ollanta Humala) que mantuvieron la línea económica del país en un contexto de alto precio de las materias primas, millonarias inversiones extranjeras y apertura total de los mercados. En estos años muchos grupos económicos de capital nacional crecieron al mismo tiempo que algunos de los principales medios de comunicación del país. Para el 2014, el Perú había sumado 15 años de crecimiento seguido, según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI).
Sin embargo, la enorme desigualdad económica, de ingresos y de carga fiscal entre los peruanos menos favorecidos del país revela el rostro oculto detrás del llamado “boom económico” y el principal desafío para la economía nacional en el presente.
Las prinicpales acticidades económicas del Perú son la manufactura (16,25 % del PBI), Minería e hidrocarburos (14,36%), Comercio (10,18%) y Agrupecuario (5,97%) (INEI).